Trump y López: las dos caras del mismo populismo.

Nadie esperaba que las relaciones con EU se arreglaran con la visita de Andrés López a Washington en esta semana, ni siquiera se esperaba que hablaran del muro.

Y así fue.

López fue invitado como una “luminaria” más para la campaña de reelección de Trump.

Los populistas creen que hacer actos de campaña, manipular noticias y presentarse a decir consignas y mentiras es gobernar.

Y de igual manera la visita a Washington fue la manera en que Trump sacó a pasear a su mascota para que sus opositores vieran que había buena relación y para que sus aduladores vieran como tiene a México controlado.

López tal vez podría haber aprovechado el favor que le pedía Trump de ser su mascota por un día, así es la política, él ya otorgó y habría podido pedir… pero no lo hizo.

Publicita como un “triunfo” mantener las relaciones bilaterales a base de servilismo y no se puede negar que las mantuvo ¿con que ganancia?

Para el país, ninguna, el T-Mec fue renegociado con varias cláusulas que favorecen al vecino del norte y ahuyentan más la inversión.

López dice que quiere que se le deje de vender al extranjero, pero por lo que se ve lo hará dejando de vender totalmente.

Sigue su campaña personal, ve para si mismo y para su ego, demuestra que la gente no es lo que le importa. Se le criticó a Trump porque quería gobernar a base de tuitazos, López no es diferente ya que quiere un gobierno a base de dichos populares, como todo en su gobierno hasta la tecnología es inferior.

Los problemas de México son grandes, necesitamos soluciones que estén fuera de la caja y muchas veces fuera de las fronteras, con países en crecimiento poblacional las soluciones de antaño se quedan cortas y en ocasiones nunca fueron solución.

Los “logros” que se publicitan hoy, son sobre extradiciones y cuestiones de información, que, aunque son para esclarecer corruptelas pasadas de nada sirven al México de hoy, son solo actos de revanchismo político y propaganda para seguir agrandando el mito de los malos gobiernos anteriores.

Por importante que pueda ser, esclarecer el tráfico de armas de hace 10 años, sería más importante ir con los cárteles y confiscar esas armas o encarcelar a los que las usan, pero eso jamás pasará.

El muro es un punto esperado, López dijo, “Me porté bien, no hable del muro” y en efecto, pero ¿se portó bien ante su anfitrión o ante el que jala su correa?

El muro jamás iba a ser tema de conversación. 

Era solo la idea de nosotros los mexicanos de que el presidente tiene que defender nuestros intereses y dignidad, sin embargo el pactó ya hace mucho sobre ese punto. El muro se construyó y a través de las donaciones a América Latina y el despliegue de la Guardia Nacional, este ya fue pagado por nosotros.

Para Trump, el muro es una promesa cumplida y un orgullo, para nosotros es una vergüenza y para López es un ofrecimiento a su socio.

Claro que jamás retará públicamente a su homólogo populista en este punto.

Como siempre, sus aplaudidores designados dirán que era muy poco tiempo para hacer acuerdos o que no podía ir a violentar las relaciones.

Claro, las visitas de estado son para acto público, estos elementos se arreglan desde casa con comunicación electrónica y el muro ya fue pactado. Nadie esperaba otro acuerdo, ni grandes cumbres, tampoco se esperaba una relación tensa, pero tampoco se creyó que el nivel de servilismo del mexicano fuera tal ante el “abusador naranja”.

Todos los “logros” de esta administración se basan en revanchas y golpes mediáticos, todos son para aplacar la furia de la plebe que quiere ver a los modernos leones informáticos devorar a los condenados por la opinión popular.

Pan y circo mediáticos.

Para ambos mandatarios la visita fue en éxito, sin embargo no lo fue para ambos países, EU ganará mucho más del T-Mec: pero ese es el punto de los populistas, les importan su imagen y nada más.