Este mes se cumplen 15 años de que el Programa de Formación de Negocios México-China se inauguró, y como su fundador, puedo decir sin una sombra de duda que es mi logro profesional más
gratificante. Este proyecto empezó en enero de 2005 como un programa
piloto apoyado por el Gobierno de Michoacán, enviando a 20 jóvenes profesionistas a China por espacio de dos años, para estudiar su idioma, su cultura y el potencial para realizar negocios. Tras año y medio, el proyecto se presentó en Los Pinos ante una reunión de Secretarios de Desarrollo Económico de todo el país; y en los siguientes seis años —con el respaldo de la Secretaría de Economía y el Fondo PyME— fueron 20 estados más los que participaron, enviando a más de 240 mexicanos a China y creando un primer grupo de capital humano altamente especializado que está dando sus frutos.
Quince años después, el programa —creado como pocos con una visión de largo plazo— ha madurado. Ya en otros espacios he mencionado a algunos de los ‘Marco Polos’ que cambiaron sus vidas con esta aventura: gente audaz que se ha quedado en China a residir de forma permanente, abriendo sus propias empresas de comercio, consultoría o restaurantes; gente que ha llegado a altos puestos en empresas internacionales y chinas. Solamente en la Embajada en Beijing y el Consulado en Shanghai, ha habido varios ex-becarios representando a la Secretaría de Economía, SAGARPA, ProMéxico y COMCE. En México hay muchos más, que regresaron a desempeñarse en empresas y gobiernos estatales, como expertos internacionalistas, consultores y asesores. En este enlace puede consultar y descargar de forma gratuita muchos de los trabajos realizados por los especialistas del programa, en temas de cultura, turismo, inversiones, industria, relaciones con México y mucho más.
Estudios México China
Todos esos mexicanos llegaron aquí con ojos abiertos de aventura, mitad nerviosos y mitad exultantes, pero todos llenos de ansia de mejorar su país. Cada uno de ellos —incluso sí no todos se dedicaron profesionalmente a cosas relacionadas con China— cambiaron profundamente su forma de ver, de pensar y de actuar; y son parte de un nuevo México cada vez más nuevo, más internacional y más dedicado que está naciendo cada día.
Cuando ellos llegaron, yo tenía cinco años en China; era su tutor, era el “experto”. Pero hoy, quince años después, todos tienen más experiencia que aquel lejano experto, y muchos de ellos me han sobrepasado; es algo maravilloso de ver. Y sí por una sola cosa quisiera yo ser recordado en este mundo, es por haber tenido la oportunidad de ser parte de ese hermoso proceso de transformación.
A todos ustedes: gracias, porque no podría haber pedido mejores compañeros de viaje.
