Ayer el gobierno de la república nos sorprendió (es un decir, a estas alturas del partido ya nada me sorprende) con la renderización (dibujos en tercera dimensión que representan lo que será construido). La representación del nuevo-nuevo aeropuerto de la ciudad de México, Felipe Ángeles, mejor conocido como Santa Lucía, nos mostraba un panorama tercermundista digno de una república bananera de cuarta o quinta categoría.
El diseño mostrado a medios, nos enseñaba una nave industrial de lámina acanalada con una estructura de fierro y dentro una serie de tiendas en forma y establecimientos de colores parcos (matices de café y gris) dignas de una central de abastos de rancho.
Lo preocupante no es eso, como antiguo Ingeniero de Proyectos siempre discutí con los arquitectos con quienes coincidí en algunos trabajos acerca de lo funcional contra lo estético. Lo realmente preocupante es que nos estarán entregando un trabajo mal hecho, de tercera categoría, al mismo precio de lo que hubiera costado terminar el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México versión Texcoco.
Y…qué pasó desde que escribí este artículo Aeropuerto Caro, López Obrador pasó.
El diseño del aeropuerto ha cambiado un par de ocasiones, lo que nos dice que cuando se canceló la obra de Texcoco y se anunció con bombo y platillo que se empezaría la construcción de Santa Lucía no tenían proyecto alguno aprobado.
Al pincipio se trataba de un aeropuerto de un solo lado, muy similar a la terminal número 1 de la ciudad de México, para luego cambiar bruscamente a un diseño en “forma de X” muy similar al que se tenía en Texcoco.
Al no tener un proyecto aprobado, no se tienen diseños medianamente listos para calcular volúmenes de trabajo (cuánta tierra se va a mover, cuántos edificios se van a construir, de qué altura, qué área
Posteriormente, al iniciar los trabajos de terracerías, los ingenieros militares constructores encontraron un parque de osamentas de mamuts (potencialmente decenas) en dichas instalaciones. Bien a bien no sabemos cuántas ya que la información de los hallazgos arqueológicos ha sido reservada por 5 años.
También hoy sabemos que el reuso de las pistas militares no será posible debido a la distancia reglamentaria para operación simultanea entre una pista y otra, hecho que derivó en la demolición y construcción de pistas nuevas.
¿Y si hablamos de los terrenos? ¿Me creerán si les digo que los terrenos con los que contaba el Ejército Mexicano en el antiguo aeropuerto no eran suficientes y que tendremos que comprar o expropiar una cantidad masiva de terrenos de un pueblo cercano? Se trata más de 1 millón de metros cuadrados que no estaban contempladas en el proyecto original y que tendrán un costo aproximado de más de 75 millones de pesos.
Si a esto sumamos que el monto de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, que el exsecretario Jimenez Espriú había prometido en no mas de 100 mil millones de pesos, y que según versiones de la Auditoría de la Función Pública resultará en un perjuicio al erario de $331,966,000 (Trescientos treinta y un mil novecientos sesenta y seis mil pesos Mexicanos) O 16 Billones de dólares amerícanos el panorama no es nada alentador. Solo como referencia el costo de construir Texcoco se estimaba en 169,000,000 millones de pesos, casi la mitad.
Lamentablemente el gobierno de la república encabezado por el licenciado de catorce años Andrés Manuel López Obrador es operado desde un pedestal de ignorancia, de alguien que en su vida ha producido un solo peso, de un parásito del sistema que ha vivido a expensas de transas y contribuyentes desde que nació a la vida pública y que realmente no conoce ni conocerá el valor del dinero.
Es una pena que pudimos haber tenido un aeropuerto de nivel mundial y al final tendremos un diseño feo, acartonado, caro y chafa.
Es una lástima que la 14va economía mundial esté en manos de personas de este calibre. Para nuestra desgracia esta pesadilla acaba hasta 2024 y tenemos que empezar a pararla el 6 de Junio.